Iglesia Parroquial de San Martín
En las faldas que descienden del pico denominado «del Castillo» y de «La Cueva Grande», resalta hoy la esbelta torre de la iglesia de San Martín, donde parece que antiguamente se colocaba el atalaya, la persona o lugar desde donde podía vigilar perfectamente el entorno. La iglesia está asentada sobre un montículo, rodeado de barbacanas, de superior elevación a la que alcanzan las viviendas. De ahí lo llamativo y peculiar de la iglesia, además de esos 96 peldaños de piedra bien conservada que es necesario salvar para poder entrar en el templo. Fue construida en el último cuarto del siglo XVI. Se conocen sus arquitectos, puesto que en 1580 Francisco del Río por no poder atender las obras las traspasa a Pedro y Francisco del Río, canteros.
En torno a 1611 remata las obras el maestro de cantería, Bartolomé de la Calzada. Su interior, una sola nave cubierta con bóvedas de arista y adornada con yeserías de puntas de diamante. Los brazos del crucero, cubiertos con bóvedas de cañón con placaje plano; la capilla mayor tiene bóveda de horno adornada con yeserías barrocas, y la sacristía se cubre con una pequeña cúpula sobre pechinas decorada con yeserías barrocas. A los pies de la iglesia, se levanta la torre de cuatro cuerpos, del siglo XVII, excepto el último que es neoclásico. En el lado de la epístola se abre una portada del primer tercio del siglo XVII, precedida de una gran escalinata de acceso, de gran pendiente. Sirva como inventario a la observación lo que se cita: En la Nave del Evangelio: Pila bautismal del siglo XVI con relieves. Esculturas de San Juan Bautista y San Miguel, del siglo XVII, del estilo del escultor Juan de Avila. Escultura de Cristo en la cruz, del siglo XVI. Escultura de San Sebastián, del siglo XVIII.
Retablo barroco de 1624, labrado por Marcos de Garay, con seis pinturas sobre tabla con asuntos de la vida de la Virgen, y escultura de la Virgen con el Niño, atribuible a Francisco Alonso. Presbiterio: Retablo mayor labrado de 1666 a 1670 por Cristóbal Ruiz de Andino y Antonio de Villota, con pinturas de la Santa Cena, la Inmaculada, la Resurrección, la Asunción y otras dos no identificables, en el ático. Esculturas de San Martín y el mendigo y el Calvario, obras del escultor Andrés de Oliveros en 1672. El retablo fue dorado por Gaspar Díez del Pozo en 1676. En el tabernáculo, Cristo de marfil del siglo XVIII. Epístola: Retablo barroco del siglo XVIII con pinturas de San Martín y el pobre, atribuible al pintor de Dueñas, Alonso Caballero; lienzo de Cristo vestido de sacerdote, del siglo XVII, del taller de Felipe Gil de Mena. Retablo barroco del siglo XVIII, sin dorar. Órgano barroco del siglo XVIII. Sacristía: Crucifijo de finales del siglo XVI. Virgen románica de principios del siglo XIII. Cruz parroquial de plata, del siglo XVIII, rococó. Punzón de Valladolid y SANZ. Custodia de plata rococó.
Iglesia de Santa Ana
La ermita de Santa Ana situada en la calle que atraviesa el pueblo -ruta de Ampudia a Encinas- es un edificio del siglo XVIII con fachada de piedra, concretamente de 1730. Posee en el altar, retablos barrocos. El interior es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón adornada con yeserías barrocas; cubre el crucero una cúpula ovalada adornada también con yeserías. Lado del Evangelio: Retablo barroco de finales del siglo XVII con escultura de la Inmaculada de la misma época. Presbiterio: Retablo mayor del siglo XVIII, de estilo rococó y con esculturas de San José, San Joaquín y Santa Ana con la Virgen. Lado de la Epístola: Retablo barroco de finales del siglo XVII con escultura de San Antonio de Padua del siglo XVII con escultura de San Antonio de Padua del siglo XVIII. Pila bautismal de gallones del siglo XVI. Sacristía: Cáliz de plata sobredorada del siglo XVI, con punzón PA/RD (Paredes), con ástil gótico.
Ermita de la Virgen de Rasedo
En la cima y al borde del monte a 876m. de altitud, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Rasedo. En un paraje desde donde se divisa el amplio valle que se extiende desde los términos de Castrillo de Onielo y Vertavillo hacia Dueñas. Fue construida en el siglo XVII. Esta ermita del S.XVI es de una sola nave, tiene espadaña de un solo cuerpo y en la cara norte se abren tres ventanas de estilo gótico. En su interior un altar donde sobresalen cuatro columnas salomónicas con cuatro lienzos, San Blas, Santa Cecilia, El Nacimiento y la Inmaculada. En el centro la virgen mas querida y venerada por todos los ceviqueños Nstra. Sra. Del Rasedo. La pequeña imagen es una talla del renacimiento S.XVI en alabastro traído de Italia. Su nombre le viene de la donación hecha por Juan de Rasedo a la villa de Cevico y propietario de los terrenos del monte donde se situa la ermita, figurando este término como Rasedo. Sin embargo una coplilla muy antigua nos relata la leyenda y tradición de que se apareció sobre una encina a un pastor y que queriéndola bajar al pueblo se negó pidiendo se le hiciera una ermita y que al llegar las letanías la subieron en procesión, cuenta también la leyenda que de la encina broto aceite.
Ermita de Nuestra Señora de Palacios
Situada al Noroeste de la villa, tiene sus orígenes en el S. XII, conservando aún restos románicos en el ábside y en su portada. Sirvió como lugar de culto a las Caballeros del Temple y perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén hasta la Desamortización. Reedificada en el año 1933 con fondos de la Fundación Monedero conserva en su interior un mausoleo con los restos de D. Pedro Monedero Martín, así como un pequeño altar con una cruz de la Orden de Malta. La imagen de Nstra. Sra. de Palacios es una imagen sedente de finales del S.XII, es sin duda la imagen mas antigua que se conserva en el municipio.